miércoles, 16 de mayo de 2012

Hablemos del estado de ánimo

Hay que ver como la jerga política nos introduce por los caminos retorcidos de la retórica y el lenguaje, tratando los gobernantes de salir airosos de su ineficacia, cuando lo que logran -deben de pensar que somos tontos- es que nos invada la desesperanza y circulemos por la zona cero de la credibilidad. Se puede decir a estas alturas que hay dos peligros, cada cual más pernicioso por las negativas repercusiones que entrañan. En materia económica, la escalada histórica de eso que llaman la prima de riesgo, que, al parecer, es como el termómetro que da la temperatura del paciente, cuanto más alta más grave, y la caída en picado de la confianza de los administrados en sus representantes, quienes se ven confundidos y desnortados y ya no saben lo que hacer ante la envergadura de la crisis. El resto de la coreografía, lo que a diario se ve: aquellos (PSOE) que gobernaban a tumbos y que improvisaban medidas de un día para otro y estos (PP) que despiertan la sensación de que lo hacen a base de ocurrencias, negando hoy lo que afirmaban ayer y llevándonos de viernes en viernes por un vía crucis de recortes y palos sin que para nada se advierta el final del túnel, antes bien se anuncian oleadas de parados de 650.000 en 650.000. Aquellos que nos hablaron de los brotes verdes y estos que nos descubren los rayos de esperanza, dixit Guindos. Aquellos que le echaban la culpa a la crisis, estos  que se la echan a aquellos y así sucesivamente. Como telón de fondo la imagen de títeres ante gobiernos más fuertes de una Europa que se lame ya sus heridas y en la que cunde el grito de sálvese quien pueda. De Guindos ha sido claro: "hemos hecho todo lo que teníamos que hacer", declaraciones que proyectan la sensación de impotencia, mucho más cuando añade "ahora échennos una mano", en una clara petición de auxilio. Pensar que los españoles estamos más pendientes de lo que diga y haga el nuevo presidente francés, entre otros motivos porque Mariano Rajoy está en off, que lo que sucede en España es prueba harto elocuente del estado de ánimo de este país.

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